miércoles, septiembre 13, 2006

Ay, madre querida


Hablaba con un amigo, y me contaba que su novia, ella embarazada, le hacia problemas por viejas relaciones, nuevas amistades y no se que otra cosa, me hacia acordar a mi mismo, cuando mi mujer y yo estábamos en la dulce espera. Ella, en la misma situación, casualmente se ponía sensible a algunas cosas, que quizá en otra ocasión, ni se habría percatado.
Yo trabajaba en ésa época muchas horas, a propósito de lo que se venia, y además, para aprovechar lo de las vacas gordas, como dicen las viejas,
Ella se encontraba casi todo el día sola, a pesar de que siempre pensé que una mujer sola, con tiempo para pensar cosas, o darse manija, puede ser peligrosa.
Bueno, éste chico me contaba lo difícil que resultaba entablar una conversación sin terminar discutiendo, yo me sonreía para mis adentros y asintiendo a cada anécdota que me relataba, por que notaba que cada cosa que me contaba, como que ya la había pasado.
A pesar de todo esto, creo entender la situación de toda mujer en ése estado, mas aun si es primeriza, por que francamente, pienso que hay que estar ahí, aguantando todo esto, hablamos de los cambios en el cuerpo, verse gordas, menos lindas, sintiendo que hay algo dentro suyo, que crece, y que no se puede explicar, además de ése miedo racional que se contrapone al instinto natural de ser madre.
Me acuerdo cuando llegaba a casa, y me encontraba con un mar de lágrimas, obviamente, pregunté una y otra vez qué pasaba, la respuesta era clara y contundente: “Nada”. Luego de intentar varias veces para conseguir una respuesta más coherente, me inclinaba por decir: “si no te pasa nada, no llores, si lo único que vas a decir, es que no te pasa nada, entonces, me voy a comportar como si nada pasara.”
Santo remedio.
Al rato, me estaba enterando de que lloraba por miedo, o por que vio en televisión no se que cosa que la había emocionado, o cualquier otra verdura que se les pueda ocurrir que le pudo provocar el llanto.
De todos modos, me encantaría que entiendan, que mas allá de que uno trate de comprenderlas, es bueno que tomen la iniciativa y comenten lo que les sucede, estén embarazadas o no, háganlo siempre, sepan que no somos adivinos, pero lo que si puedo asegurar, es que siempre seremos los primeros en acompañarlas y contenerlas cada vez que lo necesiten, más todavía, si llevan dentro el fruto del amor que podemos ser capaces de dar.

No hay comentarios.: