martes, agosto 16, 2005

Visita de médico


Sábado a la noche, llego a la casa de los viejos, como hago cada 15 días más o menos, y charla va, charla viene, mi papá me pregunta hasta cuándo me quedo, y yo sin dudar, le contesto que hasta el domingo o lunes, según las circunstancias (léase las ganas de estar solo en casa)
Entonces nos llega la invitación para ir al día siguiente hasta la iglesia de la Virgen de San Nicolás, lugar concurrido si los hay.
Me tocó manejar a mi, ida y vuelta, viaje tranquilo, 220 kilómetros más o menos desde San Miguel, obviemos el episodio en que casi me llevo puestos un par de caballos que se cruzaron por la ruta 9 sin mirar hacia los costados.
Quiero aclarar que no soy para nada devoto de santos ni imágenes que representen nada, es más, diría que estoy en contra de la iglesia como institución, pero bueno, mi vieja tenía ganas de conocer, o vaya a saber qué secreta promesa quería cumplir.
Mi aversión hacia este tipo de lugares se incrementa cuando veo los puestos de las personas que te quieren vender estampitas, rosarios, crucecitas, y demás etcéteras.
Desde hace varios años pienso que la iglesia es un negocio del que Dios no es socio, detesto cuando lucran con la fe de la gente y sin embargo, eso no parece molestarles a ni los mismos peregrinos.
De todos modos, el paseo fue corto, pasamos por el santuario (que está bastante abandonado) quedó esa cúpula, que es una maravillosa obra de arquitectura, digo esto sin entender mucho del tema, a medio hacer, una verdadera lástima, y estaría casi seguro de que esa obra no se terminó, no por falta de fondos, comimos algo y pegamos la vuelta.
Ojalá, y esto lo digo con total sinceridad, alguna vez me suceda algo que me haga pensar lo contrario, no me alcanzan las anécdotas ajenas.
Pido disculpas si alguien se siente molesto por lo que digo acá, pero es lo que pienso, y no quisiera pecar de hipócrita diciendo que fui hasta allá para pedir o agradecer.

No hay comentarios.: